Hace unos meses me sumergí en un trabajo sobre El Centro Psiquiátrico Penitenciario Sevilla II. Solo existen dos centro psiquiatricos penitenciarios en España, en Sevilla y en Alicante. Alli van a parar aquellas personas que han cometido un delito pero han sido declaradas por un juez "inimputables" por enajenación mental. No sabía lo que me encontraría allí, ¿Una cárcel masificada? ¿locos? ¿asesinos?
Me encontre con gente que lucha dia a día por superar la enfermedad y una medicación, que habla y reconoce sus errores con firmeza, honestidad y resignación. Gente que sabe donde está, por qué está y adonde quiere ir. Gente que quiere hacerse oir, que las personas sepan que están allí luchando por recuperarse, por tener una vida normal. Gente que daría su vida por volver atras y darle la vuelta a la moneda...Sin embargo, en la primera pregunta que me hice no me equivoqué.
ANÁLISIS CENTRO PSIQUIATRICO PENITENCIARIO SEVILLA II
La salud en los centros psiquiátricos penitenciarios, tema polémico y hundido en el más absoluto silencio informativo. ¿Quién discute hoy que la masificación impide cualquier tipo de iniciativa terapéutica medianamente seria? En efecto, son lugares marcados por la masificación, el hacinamiento y la falta de atenciones médicas psiquiátricas adecuadas a determinadas necesidades de salud mental. Además las advertencias se repiten: mantener personas con trastorno mental severo en la cárcel es asumir un alto riesgo (el riesgo de que la patología se convierta en crónica y el riesgo de que nazcan otras nuevas asociadas a la "prisionalización").
En el centro psiquiátrico penitenciario de Sevilla II deambulan cientos de hombres dementes, exagerados, olvidadizos, desencajados, perdidos, aniquilados e indefensos. Se les puede ver con la mirada perdida y a la deriva paseando desconfiados, desconocedores de haber sido tachados de peligrosos. Simplemente son enfermos y su enfermedad les impide discernir el bien del mal, el aquí y el ahora, han cometido un delito sin conciencia ni voluntad, por ello están recluidos en ese centro.
Es preciso aclarar que los enfermos en psiquiátricos penitenciarios, no cumplen una codena delimitada, sino que no salen del centro hasta que no están curados definitivamente. La paradoja de “hasta que no estén curados” es: ¿Cómo sanar cuando existe una escasez de medios socio-sanitarios, tales como psiquiatras u oferta de actividades? ¿Qué sucede el día que se enfrenten a la sociedad aquellos que lo han perdido todo? ¿Se les prepara para ello? La necesidad de mantener estos Centros resulta, cada vez, más carente de sentido. Ninguna institución asilar o custodial ejerce una función terapéutica precisa.
Los reclusos, al ser inimputables, están recluidos como medida de seguridad. Al no existir procedimientos disciplinarios, pero sí sanciones disciplinarias no se aplican las garantías constitucionales (derecho de defensa, medios de prueba, presunción de inocencia, asistencia letrada).
Es lamentable la vulneración de derechos fundamentales y la supremacía de lo penitenciario sobre lo sanitario. Para los profesionales de la Salud Mental el reconocimiento, por parte de los jueces, de la ausencia de responsabilidad criminal en una persona calificada INIMPUTABLE, por aplicársele la circunstancia eximente completa por enajenación mental, solamente precisaría su inclusión en un proceso terapéutico. Es difícil entender que la «absolución» requiera de una medida de seguridad que, en el tiempo, constituye una privación de libertad superior a la que le hubiese correspondido de haber sido declarada IMPUTABLE.
Es hora de cambiar. Las Instituciones Sociales y Sanitarias Civiles, deben contemplar la creación de recursos asistenciales suficientes que den respuesta a las necesidades terapéuticas de esta parte de la población RECLUSA-ABSUELTA, privada de libertad por enfermedad psíquica. Se trata de empezar a pensar en la creación de equipos multidisciplinares cualificados, así como de recursos capaces de contener esta demanda con programas de rehabilitación apropiados a sus características, mediante la puesta en marcha de Centros supervisados de atención continuada, comunidades terapéuticas, casas a medio camino, etc.
El escaso personal de los psiquiátricos penitenciarios, hoy y en ese entorno no curan, son elegidos mayoritariamente para custodiar las puertas y ellos se contentan con mantenerlas cerradas.
Fuentes: La psiquiatría penitenciaria: perspectiva histórica y problemas presentes
Luis Fernando Barrios Flores
Área de Derecho Administrativo e Instituto de Criminología
Universidad de Alicante
Plataforma per a la Defensa i Millora dels Serveis Públics de Salut Mental d’Alacant
Plataforma per a la Defensa i Millora dels Serveis Públics de Salut Mental d’Alacant
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