Mis trabajos

Mi nombre es Miriam Fernández y soy Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y especializada en comunicación corporativa.

Máster de Gestión Estratégica e Innovación en Comunicación.

Solo trato de hacer de la vida un viaje y del viaje la vida.

lunes, 20 de septiembre de 2010

MANIPULACIÓN DE LA ENSEÑANZA. Entrevista

Cuando llegó el fascismo a España, en los centros educativos se manipulaban los libros de texto y la enseñanza en pro de la propaganda del régimen franquista. Hoy, se sigue especulando con la manipulación de los contenidos en las aulas para inculcar determinadas ideologías políticas.
Entrevistamos a Don Jaime Guerra, vivió su escolarización en pleno régimen franquista y es actual profesor de historia en el I.E.S. Sainz de Andino, Alcalá de los Gazules (Cádiz).
¿Cómo recuerda usted la escuela durante el franquismo?
Recuerdo como eran las clases, encima de la pizarra siempre había un cuadro de José Antonio o del caudillo, y al lado un crucifijo, era claramente un símbolo de relación entre el régimen y el catolicismo, del movimiento nacional-católico.
También, todas las mañanas, antes de iniciar las clases en el patio del colegio se elevaba una bandera, normalmente de la falange mientras todos cantábamos el himno nacional o “cara al sol”.
Por otra parte, todas las mañanas en la pizarra, además de la fecha se escribía una máxima relacionada con el catolicismo o la patria
Las lecturas que hacíamos siempre eran sagradas, de santos o mártires, de héroes nacionales, o de conquistadores de España. La educación era objeto claramente de la propaganda del régimen.

¿Cree usted que recibían mejor enseñanza los colegios de las clases elitistas, por ejemplo del Opus dei?

Creo que pasaba igual que ahora, lo que ocurre es que en un colegio público tenemos que admitir a toda clase de alumnos, tanto a los más inteligentes como a los menos, los más pobres y lo más ricos, los que quieren estudiar y en los que no. Y en los privados pueden seleccionar a los alumnos que creen más aptos.

¿Los profesores durante el franquismo a pesar de tener otra ideología tenían que ceñirse al programa instaurado por el régimen?

Totalmente, de hecho me he quedado a veces perplejo cuando al cabo de los años he visto a profesores míos que se han declarado de izquierdas o ateos y me daban a mí dos collejas si no iba los sábados a misa.
Pero claro, los profesores debían ceñirse al programa impuesto por el régimen.

¿Cuáles son los valores que se intentan inculcar ahora en la escuela en relación con los de antes?

Hoy las cosas han cambiado bastante. Se intenta difundir los valores de libertad, de democracia y de participación libre.
Actualmente es todo colegial, existe un consejo escolar con la representación de los alumnos y los padres y un voto de un alumno vale igual que el de un profesor. Además los alumnos tienen una ley de derechos y deberes, por ejemplo el derecho a la huelga, que antes era impensable.
Recuerdo que todas las tardes tenía catecismo, y días concretos que teníamos que ir a misa, copiábamos el evangelio…hoy la religión en cambio es optativa y si hay alumnos que son de otra religión distinta a la católica el Estado está en la obligación de enviar a un profesor que la imparta.


¿Cuál es su ideal de cómo enseñar Historia?

Considero que es muy difícil contar la historia de manera totalmente imparcial, porque todo el mundo tiene su ideología, pero yo siempre intento exponer los hechos dando información muy variada y que el alumno se decante por la visión que le parezca más realista.
Por ejemplo si explico la guerra civil, procuro presentar los hechos de la manera más objetiva posible y siempre digo a los alumnos que no se dejen guiar.

¿Cree que aún sigue presente la voluntad de manipular la Historia por intereses políticos?

Creo que sí, creo que en ciertos lugares de España se manipulan los hechos para formar entidades nacionales. De hecho he oído que en el País Vasco hay colegios donde el mapa del País Vasco incluye Navarra y parte de Francia.
Actualmente, en Andalucía existe una fuerte polémica con la asignatura de “Educación para la ciudadanía” porque hay quienes piensan que existe para orientar a los alumnos a una determinada ideología política, concretamente al PSOE que es quien gobierna actualmente.


domingo, 19 de septiembre de 2010

LA GENTE DE PUEBLO

Desde que emigré a Sevilla hace 3 años para estudiar peridismo, en la Facultad siempre ha habido distinción entre "los de pueblo" y "los de ciudad". A los primeros se les considera de un rango inferior, se les llaman "los pueblerinos" o "los catetos", mientras que los segundos son la gente "cool" porque son de ciudad. Quizás ninguno de ellos sepa lo que se han perdido al no crecer en un pueblecito.
Yo no iba a comprar al Carrefour o al Lidl agarrada al carro de mi madre para no perderme, mi madre me encargaba ir a comprar pescado a "lo de Fina", sábanas a lo de "Paco el maricón" o el periódico a lo de "El Arroyito". Por las mañanas, no iba al cole en autobús, ni tenía que esperar filas de tráfico, iba andando con mis compañeros. Por las tardes, no estábamos encerrados viendo la televisión o jugando a videojuegos, podíamos jugar y jugar por las calles sin peligros ni de coches, ni de perdernos...conocíamos el pueblo y a sus vecinos perfectamente.
Compartíamos más tiempo con nuestros amiguitos del colegio, corriendo hasta rompernos los pantalones o llenarnos de barro hasta las cejas. Podía verlos cuando quisiese, sin preocuparme que mi amiga viviese en el norte de la ciudad y yo en el sur.
Si nuestros padres querían que regresáramos a casa, no hacia falta un teléfono móvil, o que nos recogiesen en coche, bastaba con una voz por la ventana.
Con mis amigos del pueblo, he estado desde la guardería, hasta bachillerato y hoy aunque unos estudien en Madrid, Cádiz o Sevilla siguen siendo mis amigos de toda la vida. Nuestros padres también son amigos.
Disfrutábamos del campo, el sol, los animales...éramos más niños.
Y aunque llega el momento de emigrar para buscar oportunidades, siempre nos quedará volver. Volver a sentir el aire fresco y limpio a las nueve de la mañana, el olor del pan de horno recién hecho. Reencontrarnos con los kioskeros, los comerciantes. Sentarnos en el bar de siempre donde siguen los mismos camareros a quien puedes gritar con toda confianza: "¡Alfonso!, dale una patadita al olivo..." que significa que te traiga un plato de aceitunas.
Ver como nuestros abuelos siguen criando a sus animales como cuando eran niños, volver a disfrutar del sol en el parque, de dar un paseo por el campo...en definitiva volver. Volver a ser más libres.


  Dedicado a Alcalá de los Gazules, el pueblo que me vio crecer

viernes, 17 de septiembre de 2010

PROSTITUCIÓN LEGALIZADA

En un lugar de la literatura española de cuyo nombre nadie se acuerda, han quedado relegadas la imaginación y el talento de autores que marcaron un antes y un después. Sellaron la vida de millones de cabezas pensantes que un día decidieron formar parte de  una experiencia plasmada en un papel. Nuevos horizontes y expectativas se abrieron, y los acompañaron el resto de su viaje.
Desde el último tercio del siglo XX, la literatura española se ha convertido en un auténtico coto empresarial. El productor no es sólo el autor, sino agencias editoriales que lo convierten en un mercader necesitado de reconocimiento mediático. La propia editorial impone al escritor una línea, un tema o una marca y éste prostituye sus aptitudes, en pro de notoriedad y beneficio económico. La calidad ha perdido importancia, hoy en día el más famoso es el que gana más dinero, no el que mejor escribe. La censura es el mercado.
Antes, a través de la literatura se buscaban respuestas para comprender el mundo. Ahora todo está sometido a la industria del ocio. Los escritores se convierten por tanto, en animadores culturales y pluriempleados intelectuales.
Vivimos en una sociedad de “pan y circo” donde se crean productos más accesibles y menos literarios. La idiosincrasia de los literatos ha disminuido, desembocando en una democratización del conocimiento.
Nada diferencia un libro de la canción del verano, son sendas composiciones de carácter efímero. Escuchamos y bailamos la canción del verano porque es lo que promocionan y lo que está de moda, al igual que compramos y leemos un libro que ha recibido un premio importante. Ambas durarán muy pocos años o meses, quedando atrás las grandes obras que permanecen a lo largo del tiempo. Es la efectividad lo que interesa, no la obra en sí.
Más allá de todo este panorama que nos venden, es la sociedad la que debe buscar un interés fuera de las líneas editoriales preestablecidas. Somos muy sensibles a las campañas publicitarias, nos dejamos guiar por las marcas “de moda”. La consecuencia es un público de masas que se ha extendido en cantidad, pero no en calidad.
Con la lectura fuimos capaces de desarrollar un pensamiento crítico que nos engrandecía como personas. Sin embargo, ese conocimiento se ha visto dañado por un mundo cada vez más digitalizado en el que todo es más fácil y simplemente nos sentamos a esperar a que nos lo den todo hecho. El empobrecimiento cultural y los cánones marcados nos convierten en animales de rebaño.
A causa de todo esto la literatura ha caído en una enfermedad terminal, por lo que dejó hecho su testamento rogando el resurgir del amor por la lectura de siempre, aquella que marcó un antes y un después.
Antes de morir le dijo a su creador que, por favor, no se rebajara a un hombre que vendiera su cuerpo ya que le acabaría llevando a la ignorancia. Tras esta confesión, la buena literatura falleció.